Joker 2: Cantando por un sueño
Luego de la euforia provocada por un payaso que asesinó en vivo al conductor del programa más visto en Ciudad Gótica, la sociedad adoptó su figura como un emblema anarquista, el “Joker” fue no solamente un asesino público, para algunos fue la voz de aquellos que se sienten oprimidos e invisibilizados, es por ello, que luego de dos años, se llevará a cabo su juicio, el cual polariza a todos los ciudadanos de esta polémica ciudad. Mientras que unos defienden sus ideales y a la vez, los tergiversan; otro sector busca las razones científicas y psicológicas por las cuales el payaso cometió dichos actos.
Luego de revisitar la primer película del “Guasón” queda muy claro que es una película que toma como base al personaje de los cómics, sin embargo, de una forma totalmente diferente le brinda un origen mucho más profundo, si bien, la locura, la risa peculiar y la personalidad tan imponente se mantienen, existe una distancia gigante entre lo que es Arthur Fleck y lo que transmite el mayor enemigo de Batman, y es quizá esto, lo que no se logra transmitir en esta película.
La película comienza con una animación que resume el final de la primer entrega y demuestra como Arthur Fleck y “El Joker” viven en un mismo cuerpo, y como combaten por ser la personalidad dominante. Al ver esta escena uno pensaría que la película iría por ese camino y nos mostraría ambas personalidades brillando en pantalla, sin embargo, rápidamente nos damos cuenta que no será así ya que Arthur Fleck está resignado a estar preso en Arkham el resto de su vida.
Al ser un buen recluso y ser carismático para los guardias de la prisión, ellos suelen darle un cigarrillo de vez en cuando y en una ocasión le conceden acceder a una clase de canto, donde conoce a Lee, interpretada por Lady Gaga.
Antes de seguir con esta reseña es un buen momento para mencionar que la idea de que esta secuela fuera un musical fue de Joaquin Phoenix, quien mencionó que tuvo un sueño en el que se veía cantando e interpretando al Joker, lo que lo hizo reconsiderar el regresar con este personaje a la gran pantalla, aunque otra posible razón es que esos sueños, seguramente fueron húmedos, ya que al parecer fue seducido constantemente por algunos millones de dólares que le sobraban a Warner, quienes claro, buscarían repetir el éxito rotundo de la primer película y sobre todo, tratar de recuperar las tremendas pérdidas que los derechos intelectuales de la cadena de DC Cómics le han provocado.
Dicho esto, el interés amoroso de Arthur Fleck rápidamente demuestra que su atracción es hacia el Joker, no hacia la persona detrás de la pintura. Lo que se refuerza constantemente al buscar llevarlo al caos que, según ella, el payaso representa. A partir de la aparición de Lee; Arthur comienza a acercarse más a su personalidad extrovertida y pintoresca dejando de lado los avances que había logrado en camino a aceptar su vulnerabilidad y dimensionar los actos que cometió.
Si continuaste leyendo hasta aquí y sientes que no ha pasado nada es porque genuinamente no ha pasado nada y lamento informarte que no ocurrirá nada, ya que toda esta trama ocurre entre musicales que no aportan a la película, si bien es fruto de cómo nuestro protagonista trata de evadir la realidad y retratarse en un mundo fantástico, las letras y en general, las coreografías no suman y casi todas son anti climáticas, las escenas son bellas y fácilmente reconocibles por su estética, pero carecen de contenido narrativo.
Aún cuando la película trata de tocar el tema del juicio de Arthur con seriedad, se vuelve tediosa y repetitiva, si deseas ver esta película, considera que tendrás un musical bastante cargado, pero bello, si deseas deleitar tu pupila, sacrificando la narrativa, ve y mira al Guason cantando por un sueño.