Si bien es cierto que Chanel ha cimentado su estatus como una de las marcas de lujo más importantes del mundo, también lo es que la marca francesa tiene tiempo sin ser incluida dentro de las más influyentes en la industria de la moda, tal como lo revelan los rankings trimestrales del último par de años presentados por Lyst —empresa de tecnología especializada en moda cuyos índices han ganado reconocimiento dentro del gremio— .
Pero ¿cómo está relacionado con el terrible genocidio que Israel está perpetrando contra la comunidad palestina en estos precisos momentos? Es justamente la postura en contra de este crimen la que ha provocado que a raíz de la radicalización, éste sea el momento donde es más aceptable sostener discursos antisemitas, por lo menos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Lo que significa que también es el momento más propicio para que como sociedad “perdonemos” a quienes han tenido acciones antisemitas.
Una de las personas afortundadas, digna de redención parece ser el diseñador inglés John Galliano, quien ha fungido como director creativo para la Maison Martin Margiela desde hace 10 años. Y quien en 2011 fue despedido como director creativo de Dior a consecuencia de sus ataques cargados de antisemitismo en las calles de París. Sin embargo, parece que desde hace por lo menos un año se está gestando una estrategia que tiene como objetivo abogar por la redención de Galliano y sacarlo del relativo anonimato de la última década. A través de una Gala del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York diseñada de manera poco disimulada para que Galliano y sus diseños jugaran un rol principal, un documental exquisitamente producido y financiado por importantes figuras de la moda, así como una importante cantidad de entrevistas y coberturas del trabajo de Galliano de los últimos diez años, es que poco a poco a los consumidores nos han introducido la idea de que tal vez es momento de dejar el punitivismo en su contra.
La maquinaria capitalista de la industria no se pone al servicio de cualquiera, mucho menos de manera desinteresada. Galliano se ha caracterizado por tener el toque de Midas. Sucedió con sus primeras colecciones. Sucedió de nuevo cuando Bernard Arnault, CEO del conglomerado LVMH, lo apuntó para salvar Givenchy. La historia se repitió un año después cuando el mismo Arnault le ofreció liderar Dior durante el inicio de los años dos mil. Si bien esta última encomienda tuvo un fin desafortunado (por decir lo menos) lo cierto es que esta etapa de la marca se recuerda por su grandiosidad en diseños y producción. Finalmente fue Martin Margiela quien confió en él. Esta confianza fue pagada con el despunte de la marca y con una tendencia a la alta en el valor de sus acciones.
Una trayectoria de este calibre justificaría los esfuerzos de la industria por explotar su genio y figura. Y la razón por la que Chanel parece el lugar idóneo para hacerlo es porque cumple con todas las características necesarias para hacer que Galliano explote su talento: es una casa de tradición, con recursos casi ilimitados y con prácticamente nada más que perder. Sin mencionar que esto significaría que Galliano no tendría que doblar las manos frente a Arnault, a quien ha acusado en reiteradas ocasiones de explotarlo hasta llevaro al quiebre psicológico, y quien también es regente de la mitad de las marcas de la industria.
Hace dos semanas Galliano finalmente anunció que dejaría Margiela en busca de neuvos horizontes. ¿Será entonces esta la señal de que el infame John Galliano es el verdadero ganador del conflicto entre Israel y Palestina? No falta mucho para que lo sepamos.