El misterio de Gloria Coates
Hugo Roca Joglar
El misterio de Gloria Coates, compositora estadounidense/alemana cuya obra es una de las más robustas e interesantes de los últimos 50 años.
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El misterio de Gloria Coates. Intentemos descifrarlo. La sorpresa, en la música de Gloria Coates (1938), es una búsqueda constante en el misterio de Gloria Coates. Una sorpresa sin abrupción ni estridencia. El tipo de sorpresa que surge sutil, lenta, y de pronto su presencia resulta absoluta y desconcertante.
Los procedimientos para causar desconcierto nacen de una necesidad dramática: articular mundos sonoros ajenos ꟷincluso contrariosꟷ en un discurso lo suficientemente complejo y elástico como para que luzcan naturales ꟷo por lo menos interesados en dialogarꟷ unos al lado de los otros.
Es música comprometida con la incertidumbre y el misterio.
El cuarteto Angels en el misterio de Gloria Coates
Escuchemos, para descifrar el misterio de Gloria Coates por ejemplo, su Cuarteto para cuerdas No. 7 (2000), subtitulado “Angels”, en donde la dotación tradicional del género ꟷdos violines, viola y cheloꟷ entra en sorprendentes relaciones (caso insólito en la historia) con el órgano.
Desde un punto de vista cromático, el conflicto parecería trazado: las cuerdas de luces resplandecientes en contra del órgano funesto que Monteverdi, en 1607, escogió para expresar el momento exacto en el que en el alma de Orfeo se ha instalado la muerte (cuando Silvia le revela que a Eurídice la mordió una serpiente). Sin embargo, en esta partitura ꟷestructurada en movimiento único de 15 minutosꟷ, las cosas no resultan tan claras: la confusión actúa desde la naturaleza misma de los colores.
Al principio, los violines aletean y por un instante su aleteo transmite la idea de ascensión. Resulta una sensación falsa: se trata de un aleteo que proviene de la disonancia y rápidamente las cuerdas graves lo vacían de movimiento. Ahí lo dejan: suspendido, mutilado, sin tiempo ni alas, a merced de la angustia y la premonición de una caída: eso alado que ascendía sin remedio se ha desplomado. Y todas esas cosas ꟷsuspensión, angustia y caídaꟷ se van acumulando, cada vez más intensas en su desesperanza, a través de un adorno conocido como glissando que consiste en transitar con escándalo ꟷya sea rápido o lento, da igual el tiempoꟷ de una nota a otra, de tal manera que todos los sonidos intermedios sean excitados.
Las visitas del órgano a esta densa textura mística resultan sorprendentes: citan, aquí y allá, con frágiles voces de suavidad enrarecida, las dulces melodías de tres viejas canciones navideñas inglesas que hablan candorosamente sobre ángeles, pastores y fe.
La sorpresa
En e l misterio de Gloria Coates sigue la sorpresa. La sorpresa, en la música de Gloria Coates ꟷla sinfonista más prolífica en la historiaꟷ, es una búsqueda constante, como también lo son el glissando y el pasado. Pongamos el ejemplo de su Sinfonía 15 (2004) ꟷla última que ha escrito, subtitulada “Homage to Mozart”ꟷ. Escuchemos “Puzzle Canon”, el segundo de sus tres movimientos.
Inicio triunfal y romántico: acordes tonales lánguidos, melancólicos, a cargo de los alientos; de pronto, en un lugar distante del mismo paisaje sonoro, las cuerdas ejecutan disonantes glissandos suaves y tormentosos que confunden sus direcciones: ¿van, vienen, avanzan, parten o retroceden?
Y estos dos mundos ajenos comienzan a ir juntos, uno encima del otro, hacia un hostil futuro en donde, al poco tiempo, comienzan a atacarse. Conforme la textura tonal de los alientos se aclara y descubre su verdadera alma delicada: una cita casi textual del mozartiano Ave Verum Corpus interpretada al revés, la acritud disonante de las cuerdas se intensifica hasta devorar cualquier otro acontecimiento sonoro. Y entonces aparece la sutil sorpresa: las cuerdas reviven el espíritu de Mozart que mataron en los alientos y se unen a la torcida melodía del último motete escrito por ese hombre hermoso. Y es un llanto profundamente triste: nadie debería ser enterrado en una fosa común y nadie debería morir tan joven.
Así termina el misterio de Gloria Coates.

HRJ estudia la maestría en Periodismo Cultural en la Escuela Carlos Septién García. Edita la sección de «Música clásica» del proyecto digital del posgrado.